viernes, 27 de julio de 2012

45 por 20

Un cuello blanco sobre el vestido negro, la lacia melena rubia y el habitual exceso de maquillaje que no esconde el dolor y el cansancio de los años que han pasado demasiado deprisa.

Aquel día ella llevaba, quizá como María Estuardo, un cuello blanco alzado sobre un vestido negro y miró la ficha que sostenía en su mano, para acabar bajándola. No, no cargaría dinero en ella, era evidente que todo lo temido iba a suceder, pese a que había conseguido sortear el destino en los últimos años era inminente y éste siempre te acaba encontrando de una u otra forma.

Su mirada está algo enrojecida y los labios se delinean sobre una masa pulposa que alguna vez supo sólo sonreír, tantos años hace, en un mundo que ya no es este porque ella ya no es de este mundo y sólo cabe que escape de él mientras digna y serenamente sale acompañada, en una bolsa sus pertenencias, para dejar atrás todo y cambiar cada 20 días de por cada uno de los 45 años trabajados.

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