miércoles, 1 de agosto de 2012

La Otra Orilla

Herido el brillo,

desnuda la soledad

derrama soles y nubes,

infinitos anhelos

vierten pozos

de salobre piel

y la noche atrapada

de signos y estrellas

errantes y equívocas.

Ahogados llantos

en la otra orilla

donde nunca atisba

la mirada del hombre.

Agrandadas sombras,

inquietantes juegos

de sexo transgresor

y alcanzado de

previsibles límites

y tropezadas palabras.

Surcos en ojos

abismados

ante el vacío perfecto.

Abrazados

y rotos en cualquier

pedazo de papel

oculto, doblado

o casi borrado.

Fundir la piel

hipnotizada de latidos

en una corriente

que para la

respiración

y la mirada

en una mosca

posada sobre la pared

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