No intentes atraparme,
siempre marcho
y, aunque tengo el mismo nombre,
ya soy otra.
No podré seguir
mucho tiempo a tu lado,
mientras sigas creyendo,
pretendiendo,
que soy la misma.
Podré fluir a tu lado
o desbordarme,
es mi naturaleza
seguir adelante,
imparable e inexorablemente,
pese a diques y compuertas
en los que intentes contenerme
de sentidos y sentimientos
y compasión velada construidos,
apelando calladamente
a la misericordia
de mis ojos y la pena
de un presunto corazón maternal.
Dura y escurridiza, fría,
y tan rápida
que cuando creíste verme
ya he pasado para siempre.
No se puede volver atrás,
no se puede parar la corriente
que nos lleva.
Ni siquiera pretender
tender puentes sobre ella
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