Derribados escritos, antiguas urbes transitadas de comentarios y seres, entre las que anidan ahora malas hierbas de spam que asaltan e inquietan vagamente el pensamiento.
Quizá uno se acabe de metamorfosear a la intoxicación ¿inevitable mutación? Flota un vago poso de pesar, una punzada y el lastre de la duda que busca de reojo el verdadero significado de tanto, todo, éste por doquier, spam.
Mensajes virginales o divinos, satánicos incluso, recomponer sentidos es un defecto humano de necesidad. Explicar, componer y tergiversar para componer imagen y semejanza, calcular matemáticamente o crear un panegírico, ser siempre intermediario al don de la interpretación de forma adaptada y adaptable al pensamiento que nos habita.
Personajes compuestos, miedos desatados, locuras escondidas, pobres carencias, intereses forzados y urgidos, ebullen mortecinamente bajo una lasitud de posts agonizantes entre anti-spams disuasorios, fallos y tiempos muertos que lectores moribundos del mortal aburrimiento y el nulo combate entre spams y antispams padecen y son abusados.
Hablar en Babel tiene estas cosas.
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