Resta otro día de soles
apremiantes por cerrar
ojos cansados.
Sigue, continúa, buscando
el agua de una risa no ofrecida.
Inclinados párpados
bajo frentes heridas
bajo azules de aire
y el vuelo de otra mirada
conocedora de ansias
e infringidas normas
traspasa las nubes iridiscentes.
Sumergida soledad en si misma,
enajenada de pulsaciones
del constante ensayo
y subyugada al yerro,
apenas deja paso a la comprensión,
y, aún por encima de ella,
la simple y resignada aceptación.
Comuniones de deseo ocultado,
resúmenes de buenas intenciones.
Y el mundo nos gira aferrados a su noria
tan vacía como la muerte
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