domingo, 22 de julio de 2012

Planes

Un plan, un diseño, un entretenimiento para cada semana, cada mes y cada año. El sentido de la vida no podía no existir de ninguna manera y eso eran los planes, el futuro siempre ocupado y previsto.

Se inmiscuyó en su vida sin querer, sin propósito alguno ni por su parte ni siquiera por la de él. Un momento de aburrimiento y un leve atisbo de curiosidad fueron la conjunción bajo la que se encontraron. Un significado oculto e irremediablemente interpretado de forma divergente y conveniente por cada uno de ellos. Horóscopos leidos de reojo, matrículas de números en series de significados y significantes en arcanos sentidos. Algo tiene que tener un sentido, alguno, todo lo tiene.

El primer encuentro, palpitaciones de nuevo adolescentes en una puesta en marcha de vieja maquinaria casi oxidada y arrancada con dificultad a la seducción y a un sexo ajenos, calientes y desapasionados. La falta de entrega de uno, la curiosidad del otro, la torpeza y el descubrimiento, mezclas extrañas, inconcebibles fórmulas. Dones derramados y escamoteados, la desnudez impúdica frente el más velado recato. O simplemente, quizá no había nada detrás de aquellos supuestos secretos. Sí, era eso, nada, y una inmensa nada.

La espada a la salida del motel les expulsa de un paraiso jamás alcanzado. La puerta abierta, frutas mordidas de gusanos, cómplices del vacío. Insulsos, ajenos, extraños, solitarios encuentros vuelven y esperan para adentrarse más en la desnuda desesperanza tanto del que busca como del que rehuye.

Sus encuentros se van distanciando, él pone excusas, o a él se lo parecen, quizá él también pone excusas por despecho. No está enamorado, no hay pasión, pero ese reconocimiento egoista de ser el elegido, el supremo, el único es lo que le obliga a seguir, ese ansia de protagonismo, el sentirse deseado.

Pero tiene que empezar a plantearse dejarlo ya, no queda otra, así no van a ninguna parte y es imposible hacer planes.

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