sábado, 4 de agosto de 2012

Irreductible

Entre Agustina de Aragón y la doncella de Orleans, una Santa Teresa de incombustible convicción y palabra creyente.

Una mortaja de mortificación humana encendida de trascendidos ardores guerreros, otras veces, incluso, de carne humeante y olor a chamusquina.

Tantos frentes como estrellas, tantos como líneas surcan y circunvalan el cerebro, mas sin cejar en el empeño, antes la muerte, para seguir viviendo y enfrentando vientos no propicios, sin resignación posible, con el grito de la justicia en los ojos airados.

Una loca sin tratamiento posible, un ser extraño, enajenada en el pensamiento de la utopía como realidad patente y factible.

Un cuerpo doliente y descolocado al que no sabe donde poner tantas veces, un olvido de ese lugar por el pensamiento, su hogar donde vive y entre líneas asoma.

Y sin embargo, una sola palabra de desamor puede hundir toda esa flota irreductible.

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