En la retina tu pupila impresa,
en la pared una ventana sobre la inmensa máquina
succiona la habitación, pegada
entre hierros y tubos, dónde apareces desnudo
en medio de alguna excusa no compartida
y un pacto sin damas, caballero enhiesto
de fornida sombra y oscuros deseos infranqueables.
Ensombreces mi cuerpo incontenible,
apresuras más cada latido,
dragón rampante, te escondes en guaridas de fuego.
Retuerces mis brazos entre cada duda, tanto peligro
inconsciente que flota sobre tí y planea mi abismo
incauto y desdibujado, sin perfilar posturas
ni llaves donde no hay puertas abiertas.
Sexo apaisado, palabras de sexo
derramadas sin contenido
sobre una lúbrica ansia
de traspasar otra vida trascendida entre las venas
No hay comentarios:
Publicar un comentario