viernes, 28 de abril de 2017

Días de Fibromialgia


Hoy el frío es atroz. Su cuerpo esta mañana está rígido desde la nuca hasta los talones.
Ha de ir a trabajar. Si no lo hiciera el que dirán, que van a pensar, que podría pasar.
A duras penas se arrastra e intenta reactivar su dolorida anatomía con una ducha caliente, con un café, con el antiinflamatorio, con otra pastilla para el dolor.
El camino hacia el trabajo es una odisea entre toses, vómitos, agotamiento, agarrotamiento.
Al llegar allí cumple sus funciones de forma automática procurando, al borde de sus fuerzas, mantenerse a la altura de las circunstancias y por encima del llamado decoro. Su sentido de la responsabilidad y su sentido del humor son las muletas en las que se apoya.
Irse aislando para no molestar, para no ser raro, para no causar compasión ni extrañeza. Para no tener que dar siempre explicaciones. Para estar en y que te dejen en paz.
Siente a veces una herida en la cabeza, un estado de confusión consciente inevitable pues el dolor le gana ese día la partida. Varios días de despistes imperdonables provocados al umbral de la tortura donde ya no hay pastillas, relajación, sueño, ni esperanza que pueda calmarla.
Otras veces puede hacer calor pero también el dolor sigue ahí.
Escasos momentos de momentánea y feliz reparación del dolor producen sueños por ser el ser humano que fue. Tan lleno de vida...
Hoy por hoy mi fiel compañera de viaje: Fibromialgia

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