Un dolor que eleva el espíritu
dónde asomarse a la propia soledad,
la única posible forma del ser
oscuro donde abonar huesos
y sinsabores.
Ayer era alguien, un instante de esperanza
un destello
de la felicidad que consumo ajena.
Ajenjo del alma, que el tiempo abandona
a su suerte maldita.
Busco otras huellas que aparten de mi
indeleble camino.
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