jueves, 21 de diciembre de 2017

Recuerdos

Me trajo a la memoria, la juventud impaciente

de amores locos y atrevidos, de imposibles

ignorados cuando el yo se imponía al mundo

y por encima de él, tan solo el roce del aire suave

en la piel inflamable de deseos de lo desconocido,

abiertas pupilas dilatadas de noches propias

y poseídas, por derecho usurpadas a impulso.

Envueltos en complices vibraciones,

cuando la música era

suplantación de nuestras palabras

y comprendíamos sin tener que explicarnos nada.

Todo aceptamos con tal de que fuera nuevo,

sin previa antelación, todo al borde de cada momento

improvisando, espontáneos, eléctricos

de nuestra propia química cerebral, hormonal,

animal. Donde el juego del descubrimiento era

la única meta para conseguir cambiar el mundo

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