martes, 19 de diciembre de 2017

Temporal

Aquel mundo
vacío
Brillante al sol
helado,
herido de muerte,
abatido y temporal
que azota
trenzados huesos
alimentados
de miedo,
desnutridos
en la eternidad
de tu descubrimiento.
La puerta donde
clavar mis manos
para no abrir la
desembocadura
la espita de tu sangre
goteando
por el aire
que ansía
respirarte.
La insuficiencia
de las horas
incapaces de
sostenerte
en mis brazos.
Ya no quedarán 
calendarios
ni costumbre
donde encontrarte,
ningún
otro día más
que proponer
precipitados sueños
y velarlos
entre
reticencias
que oculten
el temor
a mi ignorancia, a
no saber cómo besar
tu frente horadada
y el peso
de la siembra
de mis dudas.
Temporales
de tu presencia,
mi presente
discontinuo
en un apunte
de tus notas
y el tumulto
de mi alma,
que aparta
palabras
que nunca
deberán ser
pronunciadas


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